¡Descarga Historia de la Fábrica de Porcelanas del Buen Retiro: arqueología y cambios. y más Apuntes en PDF de Arqueología solo en Docsity! Paleontología La primera intervención arqueológica realizada en el ámbito de este parque obedece a las evidencias de la existencia de unos vestigios excepcionales para la historia de Madrid: los restos de la Real Fábrica de Porcelanas del Buen Retiro. Pese a todo, esta intervención no habría sido posible por parte de la Comunidad de Madrid si el Retiro no hubiera contado con la necesaria protección legal. La realización de estos trabajos -intervención arqueológica, proyecto de integración de los restos, y documentación histórica, planimétrica y geofísica del subsuelo- ha sido posible gracias a la protección legal del Patrimonio Histórico con el que cuenta el Parque: Jardín Histórico en 1935, Bien de Interés Cultural desde 1993, merced a la Ley del Patrimonio Histórico Español, 16/85 de 25 de junio, y, por último, su inclusión en la Zona Arqueológica del Recinto Histórico de Madrid, en 1993. Todos estos trabajos han sido coordinados y sufragados por la Dirección General de Patrimonio Histórico Artístico de la Comunidad de Madrid. Aunque se conocía la localización aproximada de la Real Fábrica en las inmediaciones del Monumento al Ángel Caído, no ha sido sino hasta 1995-1996 cuando se afrontaron investigaciones multidisciplinares para su estudio y ubicación definitivos. Merece recordar a la desaparecida Isabel Ceballos, directora del Museo de Artes Decorativas de Madrid, quien ya manifestó en 1986 el interés de afrontar una excavación arqueológica en el entorno del Monumento. Más fotos de los restos encontrados en la excavación Estanque del siglo XVII. Vista del conjunto hidráulico en la 1ª campaña de excavación. Fragmentos de un candelero. Insignias de Infanteria de Marina y Granaderos correspondientes a la cartuchera. Noria del siglo XVIII. Vista del conjunto hidráulico en la 1ª campaña de excavación. Mango de Cubierto. Fuente polilobulada. La Ermita de San Antonio A mediados del siglo XVII, las inmediaciones de la actual estatua del Ángel Caído servían de privilegiado emplazamiento de la ermita de San Antonio de Padua, o de los Portugueses, construida a partir del año 1635 por el arquitecto Alonso Carbonell. Con sus dos plantas, su estilizado chapitel y sus cuatro miradores, se emplazaba en uno de los puntos más altos del Real Sitio, además de insertarse en un entorno admirable: un foso ajardinado cuadrado rodeaba al edificio; su conjunto, inserto en un estanque lobulado, unido mediante el Río Grande al sistema de canales del Retiro. En sus cercanías, destaca una noria, con su correspondiente alberca, ideada para el riego de las extensas arboledas y planteles. La ermita de San Antonio en 1664. La Real Fábrica de Porcelanas del Buen Retiro Grosso modo, ésta era la apariencia de lugar hasta 1759, cuando Carlos III llega al trono. Este rey había decidido establecer una fábrica de porcelanas en la propia Corte, a semejanza de la Real Fábrica de Capodimonte, en Nápoles. El mismo año de 1759 se eligió sitio a propósito, la ermita de San Antonio, en el corazón del Real Sitio del Buen Retiro. Tal elección, aparte de la construcción de un enorme edificio para acomodar a sus operarios, producida entre 1760 y 1765, trastoca el lugar trazado en el siglo XVII. Este entorno cede su espacio a un edificio cuadrangular de tres plantas, organizado en cuatro crujías, que ocultan la antigua ermita. Ésta es radicalmente transformada en su interior para servir a su nuevo uso como manufactura real, y en su exterior, al ocuparse su foso por batanes y hornos. Todas las obras fueron realizadas bajo proyecto y supervisión del arquitecto Antonio Carlos de Borbón. La Real Fábrica Porcelanas del Buen Retiro, conocida popularmente como Fábrica de la China, comenzaría así su andadura, interrumpida traumáticamente con la Guerra de la Independencia. La Real Fábrica en el plano de Espinosa, 1769. La destrucción de la Real Fábrica
