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Antología de Textos Literarios para Tercer Grado, Study notes of Marketing Business-to-business (B2B)

Esta antología es una recopilación de ocho textos cortos seleccionados para que los estudiantes de tercer grado desarrollen habilidades comunicativas. Los textos incluyen leyendas, mitos, cuentos y fábulas que les permitirán aprender sobre diferentes formas de expresar conocimientos, sentimientos y emociones, así como explorar mundos a través de la imaginación. La antología presenta una variedad de actividades y ejercicios que ayudarán a los estudiantes a comprender y analizar los textos de manera profunda. Esta obra es un recurso valioso para fomentar el interés y el gusto por la lectura en los estudiantes de tercer grado.

Typology: Study notes

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Download Antología de Textos Literarios para Tercer Grado and more Study notes Marketing Business-to-business (B2B) in PDF only on Docsity! BT 0245 Presentación de la antología La presente antología es una recopilación de ocho textos cortos seleccionados para que el estudiante de tercer grado desarrolle la habilidad comunicativa, al leerlos podrán aprender sobre distintas for- mas de expresar nuestros conocimientos, sentimientos, emociones, así mismo los llevarán hacia mundos no explorados a través de la imaginación. En la literatura existen varios géneros de los cuales los más conocidos: poesía, narrativa, teatro. A través de éstos, el mundo ha conocido países, personas, tiempos y hasta épocas que ni siquiera han existido. En cada uno de los textos localizarás información novedosa que puede ser de tu interés para conocer el mundo literario. También incluye una serie de actividades para la comprensión y análisis de las lecturas. Alma Delia Gomar Ortiz. Antologia de textos literarios para 3er grado... 6 ÍNDICE PRESENTACIÓN.................................................................5 LA TELESITA leyenda popular..........................................6 MITO GRIEGO......................................................................9 LA GALLINA DEGOLLADA Horacio Quiroga..................11 CORAZÓN DELATOR Edgar Alan Poe............................20 EL CENSO Emilio Carballido............................................24 EL BURLADOR DE SEVILLA TIRSO DE MOLINA............28 POESÍA Jaime Sabínes.....................................................36 FÁBULA Esopo /Augusto Monterroso...............................38 BT 0247 NARRATIVA CLAVES PARA LEER “LA TELESITA” La leyenda “La Telesita” es originaria de Santiago del Estero. La danza típica de esta provincia es la chacarera; por eso, no es extraño que exista una leyenda sobre un personaje que baila chacareras. Este personaje, la niña Telésfora Castillo, conocida como la Telesita, es presentado como real Al morir sus padres, la Telesita muestra los dos rasgos de su personalidad que luego adquirirán carácter mágico: la generosidad y el gusto por el baile. Después de su muerte trágica, sobre la que hay distintas versiones más o menos fantásticas, esos dos rasgos principales aparecen en el relato sobrenatural: la Telesita, ya muerta, es generosa en milagros a cambio de que le ofrezcan bailes y bebida. Como en muchas leyendas y otros relatos populares, el destino fatal del personaje se transforma, para la comunidad, en representación de la alegría, de la fiesta y la pureza de alma. Por eso, no es raro que existan chacareras dedicadas a la Telesita, como la que leerán a continuación de la leyenda. LA TELESITA Cuentan que hace años, en el interior de la provincia de Santiago del Estero (CD Argentina), vivía una niña llamada Telésfora Castillo pero que todos conocían como la Telesita. Había sido hija única, dicen, de padres muy ricos. Murieron los dos, y como la niña era inocente, ella empezó a dar todo. Las prendas de oro, de plata, la hacienda que ella tenía, todo se le fue. Entonces, se quedó viviendo sola en el espeso monte santiagueño, de árboles, de arbustos; seco monte, rojo cuando cae el sol, negro y sonoro de noche, monte de los pájaros perdidos. Dicen que esto era cerca del río Salado, en poblados modestos, pura tierra y pasturas breves. Y cuentan que allí, para consolar la pena, a la niña le entró por empezar a cantar y a bailar. La Telesita no había quedado muy bien de la cabeza, así que se le dio por eso, el baile. La niña se fue transformando en una muchacha muy hermosa y un poco adivina. Cuando decían que en alguna parte iba a haber un baile, ella ya lo sabía y se aparecía por allá, como atraída por el sonar de guitarras, violines, bombos y cajas que más tarde iban a tocar. A veces, se presentaba con un cantarito de agua sobre la cabeza; otras, con un manojo de leña. Pero siempre vestida casi en harapos y descalza, la Telesita, pobre. Ella era toda música y danza, pollerita remolino de tanto girar. En las fiestas bailaba sola, acompañando los compases de la música con golpes sobre su cantarito, y marcando los pasos de la danza con pies que no parecían tocar la tierra, levantaba polvo de chacarera. En las trincheras, como llaman en los pagos a las afueras del patio de bailar, ahí amanecía la Telesita. Había que verla ahí sólita y tirada. Y después se levantaba y se iba cantando esa chacarera que ella cantaba. Y he aquí que algunos cuentan que una noche en que se hizo un baile, la Telesita no llegó. A todos les hizo falta porque era un gusto verla bailar, y porque habían aprendido a quererla. La Telesita buena. Bai- LEYENDA Antologia de textos literarios para 3er grado... 10 MITO Perseo un héroe griego y a Medusa, una gorgona. Perseo era un semidios hijo de Zeus y de la mortal Danae. Perseo fue uno de los héroes más importantes de la mitología griega considerado un semidios, y quien llevó a cabo diferentes tareas sobrenaturales incluyendo el asesinato de la Medusa y la liberación de Andrómeda. Este semidios velaba por el bienestar de los buenos, honraba siempre a los dioses, era humilde y sensible todo un ejemplo a seguir. Las Gorgonas eran tres monstruos y se llamaban Esteno, Euríale y Medusa. Las tres eran hijas de las divinidades marinas Forcis y Ceto. La cabeza de estos monstruos estaba rodeada de serpientes, tenían grandes colmillos, manos de bronce y alas de oro. Su mirada era tan penetrante que el que osaba mirarlas a los ojos quedaba convertido en piedra. Lee el siguiente texto y luego responde las preguntas. Perseo y Medusa Hace muchísimo tiempo vivían en la región del monte Atlas unas hermanas espantosas, conocidas con el nombre de Gorgonas. Una de ellas –la más terrible– se llamaba Medusa. Tenía serpientes en lugar de cabellos y todo aquel que la mirara directamente a los ojos quedaba convertido en estatua de piedra. Durante años, muchos héroes valientes y bien armados habían llegado a la región del monte Atlas para destruir a Medusa sin resultado: todos fueron petrificados por la horrible criatura. Hasta que una vez, Perseo, hijo de Zeus, recibió el encargo de destruirla. Para llevar adelante la hazaña, el joven contó con las sandalias del dios Hermes, con las cuales podía volar, y con la capa de Hades, que lo volvía invisible. También llevaba una espada y un escudo de bronce, tan liso y pulido como un espejo. Así llegó a la región donde habitaba Medusa. Cuando Medusa advirtió la presencia del joven comenzó a moverse de un lado a otro, agitada. Le gritaba cosas espantosas, mientras las culebras de su cabeza se agitaban y silbaban con furia. Sin embargo, por más esfuerzos que hizo, no logró que Perseo la mirara a la cara. Agotada, Medusa se quedó dormida. Entonces, Perseo se acercó sigilosamente y aproximó al rostro de Medusa el escudo de bronce. De esta manera, cuando el horrible ser abrió los ojos, lo primero que vio fue su propio rostro reflejado en el escudo y quedó petri- ficada. Y así, Perseo usando su espada pudo cortarle la cabeza y dar fin a la temida Medusa. De la sangre de Medusa nació Pegaso, el más fiel corcel con alas que lo ayudaría en sus próximas hazañas. Mito griego. Versión equipo editorial Completa el siguiente cuadro con las características principales de la narración leída. BT 02411 1.- ¿Cómo derrotó Perseo a Medusa? A. Usando su escudo, reflejó su imagen y logró petrificarla. B. Mirándola directamente a la cara, la petrificó al instante. C. Enterrando su espada en la cabeza de Medusa. D. Engañándola para que se quedara dormida. 2.- ¿Qué propiedad tienen las sandalias del dios Hermes? A. Hacen invisible. B. Parecen un espejo. C. Permiten volar. D. Dan valor y fuerza. 3.- Según el texto, ¿qué significa la palabra petrificados? A. Asustados por la horrenda criatura. B. Convertidos en estatuas de sal. C. Transformados en piedra. D. Paralizados por el miedo. Complementa en um organizador gráficoque muestre las características del mito. Antologia de textos literarios para 3er grado... 12 NARRATIVA La gallina degollada Horacio Quiroga Todo el día, sentados en el patio, en un banco estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta. El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se oculta- ba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se animaban; se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida. Otras veces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ru- idos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugien- do, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón. El mayor tenía doce años y el menor, ocho. En todo su aspecto sucio y desvalido se notaba la falta absoluta de un poco de cuidado maternal. Esos cuatro idiotas, sin embargo, habían sido un día el encanto de sus padres. A los tres meses de casados, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer, y mujer y marido, hacia un porvenir mucho más vital: un hijo. ¿Qué mayor dicha para dos enamorados que esa honrada consagración de su cariño, libertado ya del vil egoísmo de un mutuo amor sin fin ninguno y, lo que es peor para el amor mismo, sin esperanzas posibles de renovación? Así lo sintieron Mazzini y Berta, y cuando el hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, crey- eron cumplida su felicidad. La criatura creció bella y radiante, hasta que tuvo año y medio. Pero en el vigésimo mes sacudiéronlo una noche convulsiones terribles, y a la mañana siguiente no conocía más a sus padres. El médico lo examinó con esa atención profesional que está visible- mente buscando las causas del mal en las enfermedades de los padres. Después de algunos días los miembros paralizados recobraron el movimiento; pero la inteligen- cia, el alma, aun el instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, babo- so, colgante, muerto para siempre sobre las rodillas de su madre. —¡Hijo, mi hijo querido! —sollozaba ésta, sobre aquella espantosa ruina de su primogénito. El padre, desolado, acompañó al médico afuera. —A usted se le puede decir: creo que es un caso perdido. Podrá mejorar, educarse en todo lo que le permita su idiotismo, pero no más allá. BT 02415 —¡Nada! —¡Sí, te oí algo! Mira: ¡no sé lo que dijiste; pero te juro que prefiero cualquier cosa a tener un padre como el que has tenido tú! Mazzini se puso pálido. —¡Al fin! —murmuró con los dientes apretados—. ¡Al fin, víbora, has dicho lo que querías! —¡Sí, víbora, sí! Pero yo he tenido padres sanos, ¿oyes?, ¡sanos! ¡Mi padre no ha muerto de delir- io! ¡Yo hubiera tenido hijos como los de todo el mundo! ¡Esos son hijos tuyos, los cuatro tuyos! Mazzini explotó a su vez. —¡Víbora tísica! ¡eso es lo que te dije, lo que te quiero decir! ¡Pregúntale, pregúntale al médico quién tiene la mayor culpa de la meningitis de tus hijos: mi padre o tu pulmón picado, víbora! Continuaron cada vez con mayor violencia, hasta que un gemido de Bertita selló instantánea- mente sus bocas. A la una de la mañana la ligera indigestión había desaparecido, y como pasa fatalmente con todos los matrimonios jóvenes que se han amado intensamente una vez siquiera, la reconciliación llegó, tanto más efusiva cuanto infames fueran los agravios. Amaneció un espléndido día, y mientras Berta se levantaba escupió sangre. Las emociones y mala noche pasada tenían, sin duda, gran culpa. Mazzini la retuvo abrazada largo rato, y ella lloró desesperadamente, pero sin que ninguno se atreviera a decir una palabra. A las diez decidieron salir, después de almorzar. Como apenas tenían tiempo, ordenaron a la sirvienta que matara una gallina. El día radiante había arrancado a los idiotas de su banco. De modo que mientras la sirvienta degollaba en la cocina al animal, desangrándolo con parsimonia (Berta había aprendido de su madre este buen modo de conservar la frescura de la carne), creyó sentir algo como respiración tras ella. Volvióse, y vio a los cuatro idiotas, con los hombros pegados uno a otro, mirando estu- pefactos la operación… Rojo… rojo… —¡Señora! Los niños están aquí, en la cocina. Berta llegó; no quería que jamás pisaran allí. ¡Y ni aun en esas horas de pleno perdón, olvido y felicidad reconquistada, podía evitarse esa horrible visión! Porque, naturalmente, cuando más intensos eran los raptos de amor a su marido e hija, más irritado era su humor con los monstruos. —¡Que salgan, María! ¡Échelos! ¡Échelos, le digo! Las cuatro pobres bestias, sacudidas, brutalmente empujadas, fueron a dar a su banco. Después de almorzar salieron todos. La sirvienta fue a Buenos Aires y el matrimonio a pasear por las quintas. Al bajar el sol volvieron; pero Berta quiso saludar un momento a sus vecinas de enfrente. Su hija escapóse enseguida a casa. Entretanto los idiotas no se habían movido en todo el día de su banco. El sol había traspuesto ya el cerco, comenzaba a hundirse, y ellos continuaban mirando los ladrillos, más inertes que nunca. Antologia de textos literarios para 3er grado... 16 De pronto algo se interpuso entre su mirada y el cerco. Su hermana, cansada de cinco horas pater- nales, quería observar por su cuenta. Detenida al pie del cerco, miraba pensativa la cresta. Quería trepar, eso no ofrecía duda. Al fin decidióse por una silla desfondada, pero aun no alcanzaba. Re- currió entonces a un cajón de kerosene, y su instinto topográfico hízole colocar vertical el mueble, con lo cual triunfó. Los cuatro idiotas, la mirada indiferente, vieron cómo su hermana lograba pacientemente domi- nar el equilibrio, y cómo en puntas de pie apoyaba la garganta sobre la cresta del cerco, entre sus manos tirantes. Viéronla mirar a todos lados, y buscar apoyo con el pie para alzarse más. Pero la mirada de los idiotas se había animado; una misma luz insistente estaba fija en sus pupi- las. No apartaban los ojos de su hermana mientras creciente sensación de gula bestial iba cambi- ando cada línea de sus rostros. Lentamente avanzaron hacia el cerco. La pequeña, que habiendo logrado calzar el pie iba ya a montar a horcajadas y a caerse del otro lado, seguramente sintióse cogida de la pierna. Debajo de ella, los ocho ojos clavados en los suyos le dieron miedo. —¡Soltáme! ¡Déjame! —gritó sacudiendo la pierna. Pero fue atraída —¡Mamá! ¡Ay, mamá! ¡Mamá, papá! —lloró imperiosamente. Trató aún de sujetarse del borde, pero sintióse arrancada y cayó. —Mamá, ¡ay! Ma. . . —No pudo gritar más. Uno de ellos le apretó el cuello, apartando los bucles como si fueran plumas, y los otros la arrastraron de una sola pierna hasta la cocina, donde esa mañana se había desangrado a la gallina, bien sujeta, arrancándole la vida segundo por segundo. Mazzini, en la casa de enfrente, creyó oír la voz de su hija. —Me parece que te llama—le dijo a Berta. Prestaron oído, inquietos, pero no oyeron más. Con todo, un momento después se despidieron, y mientras Berta iba dejar su sombrero, Mazzini avanzó en el patio. —¡Bertita! Nadie respondió. —¡Bertita! —alzó más la voz, ya alterada. Y el silencio fue tan fúnebre para su corazón siempre aterrado, que la espalda se le heló de hor- rible presentimiento. —¡Mi hija, mi hija! —corrió ya desesperado hacia el fondo. Pero al pasar frente a la cocina vio en el piso un mar de sangre. Empujó violentamente la puerta entornada, y lanzó un grito de horror. Berta, que ya se había lanzado corriendo a su vez al oír el angustioso llamado del padre, oyó el grito y respondió con otro. Pero al precipitarse en la cocina, Mazzini, lívido como la muerte, se interpuso, conteniéndola: —¡No entres! ¡No entres! Berta alcanzó a ver el piso inundado de sangre. Sólo pudo echar sus brazos sobre la cabeza y hundirse a lo largo de él con un ronco suspiro. FIN BT 02417 CONTEXTO DE PRODUCCIÓN DE UN CUENTO DE HORACIO QUI- ROGA: “LA GALLINA DEGOLLADA” La gallina degollada es un cuento de terror del escritor uruguayo-argentino Horacio Quiroga, publicado por primera vez en su obra “La gallina degollada y otros cuentos”, en 1925. Horacio Quiroga fue un notable poeta, dramaturgo y cuentista uruguayo. Seguidor del modernismo lati- noamericano (cuyo principal exponente es el poeta nicaragüense Rubén Darío), fue muy influido por la lectura de Edgar Allan Poe y Guy de Maupassant, por lo que sus textos se pueden vincular claramente con la corriente literaria conocida como naturalismo. Asimismo, no sólo se lo com- para a Poe por su magistral composición del relato de terror, sino también por los avatares de su tormentosa vida, marcada por la enfermedad, la tragedia y la muerte final. Actividad n°1 CONSTESTA LAS SIGUIENTES PREGUNTAS: 1. ¿Por qué lleva ese título el cuento? A) Porque es un simbolismo relacionado con la muerte de Bertita B) Porque los niños mataban gallinas y las degollaban C) Porque es un simbolismo relacionado con la violencia de sus padres D) Porque eran sometidos a violencia los cuatro hijos 2. ¿Qué tenían en común esos niños? A) Eran un par de mellizos B) El odio hacia su hermana C) Eran considerados estúpidos D) Eran violentos con todo el mundo 3. ¿Qué es lo que ocurre finalmente en el texto? ¿Cuál es el desenlace? Explique Antologia de textos literarios para 3er grado... 20 Actividad n° 2 ESCRIBE UN COMETARIO CRÍTICO RESPECTO A “LA GALLINA DEGOLLADA”. MEN- CIONA SI HAY RELACIÓN ENTRE LA OBRA Y LA VIDA DEL AUTOR HORACIO QUIRO- GA. (5 líneas mínimas y 8 máximas.) BT 02421 NARRATIVA Edgar Allan Poe nace en Boston el 19 de enero de 1809 y fallece en 1849. No solo se destaca como escritor de cuentos y poemassino como crítico literario por su participación en revistas literarias. Su trabajo como cuentista durante el siglo XIX es muy reconocido ya que el autor anticipó el género policial y el de la ciencia-ficción. En su labor como crítico, es necesario destacar su reseña crítica sobre los relatos de Hawthorne en la que Poe desarrolla una teoría sobre el cuento, en la que manifiesta su preferencia por este género dentro de la prosa. Para Poe, además, un cuento debe partir de la intención de lograr cierto efecto. El autor entiende que en un cuento “resulta esencial la intensidad y la economía con que se presenta el acontecimiento central, así como tam- bién la “atmósfera”, que de ningún modo debe aparecer explicitada o descrita por el autor, sino que debe emanar de ella.” Lectura El corazón delator [Cuento - Texto completo.] Edgar Allan Poe ¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afir- man ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen… y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia. Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre… Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre. Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio… ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuida- do… con qué previsión… con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría… ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente… muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente… ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches… cada noche, a las doce… pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntán- dole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía. Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El mi- nutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi Antologia de textos literarios para 3er grado... 22 impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás… pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era im- posible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente. Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando: -¿Quién está ahí? Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando… tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte. Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba do- lor o pena… ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enlo- quecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lásti- ma, aunque me reía en el fondo de mi corazón. Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: “No es más que el viento en la chimenea… o un grillo que chirrió una sola vez”. Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y en- volvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo movía a sentir -aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación. Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna. Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre. Estaba abierto, abierto de par en par… y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito. ¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado. Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí… ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez… nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido BT 02425 TEATRO E l c e n s o Comedia Emilio Carballido PERSONAJES: REMEDIOS DORA HERLINDA CONCHA EL EMPADRONADOR PACO Una vivienda por el rumbo de La Lagunilla. 1945. DORA es gorda y HERLINDA flaca. CONCHA está rapada y trae un pañuelo cubriéndole el cuero cabelludo. EL EMPADRONADOR es flaco y usa lentes; tiene cara y maneras de estudiante genial. Habitación de una vivienda pobre, convertida en taller de costura. Es también recámara. Tiene una cama de latón al fondo, muy dorada y muy desvencijada, con colcha tejida y cojines bordados. Un altarcito sobre ella, con veladoras y Virgen de Guadalupe. Cuatro máquinas de coser. Ropero con lunas baratas, que deforman al que se mire en ellas. El reloj (grande, de doble alarma) está en el buró. REMEDIOS está probándose un vestido. Es una señora generosamente desproporcionada por delante y por detrás. DORA la ayuda; HERLINDA corta telas sobre la cama; CONCHA cose en una de las máquinas. La ropa anteriormente usada por doña REMEDIOS cuelga de una silla. REMEDIOS: Pues... Me veo un poco buchona, ¿no? DORA (Angustiada.): No, doña Remedios. Le queda muy bien, muy elegante. HERLINDA: Ese espejo deforma mucho. Tenemos que comprar otro. REMEDIOS: ¿No se me respinga de atrás? CONCHA: Sí. REMEDIOS: ¿Verdad? HERLINDA: No se le respinga nada. Esta Concha no sabe de modas. Antologia de textos literarios para 3er grado... 26 REMEDIOS: Pues yo me veo un respingo... HERLINDA va y da a la falda un feroz tirón hacia abajo. HERLINDA: Ahora sí. Muy bonito. Realmente nos quedó muy bonito. DORA: Es un modelo francés. Tocan el timbre, DORA va a abrir. REMEDIOS: Pues creo que sí está bien. ¿Cuánto falta darles? HERLINDA: Doce pesos. REMEDIOS: Me lo voy a llevar puesto. Vuelve DORA aterrada. DORA: ¡Ahí está el hombre del gobierno! HERLINDA: ¿Qué quiere? DORA: No sé. HERLINDA: Pues pregúntale. DORA: ¿Le pregunto? HERLINDA: Claro. Sale DORA. HERLINDA: ¿Cuándo se manda a hacer otro? REMEDIOS: Pues anda pobre la patria. A ver. HERLINDA: Doña Remedios, nos llegaron unas telas preciosas. No tiene usted idea. REMEDIOS: ¿Si? HERLINDA: Preciosas. Hay un brocado amarillo...(Abre el ropero.) Mire, palpe. Pura seda. REMEDIOS: Ay, qué chula está. ¿Y esa guinda? HERLINDA: Es charmés de seda. Me las trajeron de Estados Unidos. A nadie se las he enseñado todavía . CONCHA dice por las señas que no es cierto. “Qué va, son de aquí”. REMEDIOS la ve sorprendidísima. REMEDIOS: ¿De Estados Unidos? CONCHA insiste: “No, no, de aquí”. HERLINDA: Sí. Me las trae un sobrino, de contrabando. Entra DORA, enloquecida. DORA: Que lo manda la Secretaría de Economía, y ya averiguó que cosemos. ¡Esconde esas telas! HERLINDA: ¡Cómo! DORA: Trae muchos papeles. REMEDIOS: ¡Papeles!. Ay, Dios, lo que se les viene encima. ¿Ustedes no están registradas? DORA: ¿En dónde? Ah, no, doña Remedios, figúrese. BT 02427 HERLINDA (Codazo.): Claro que sí, sólo que Dora no sabe nada, siempre está en la luna. DORA: Ah, sí, sí estamos. REMEDIOS: Leí que ahora se han vuelto muy estrictos. Pobres de ustedes. Ya me voy, no me vayan a comprometer en algo. Adiós ¿eh? ¡Qué multota se les espera! Sale. Se lleva su otro vestido al brazo. HERLINDA: Qué tienes que informarle a esta mujer ... DORA: Virgen, qué hacemos. HERLINDA: ¿Lo dejaste allá afuera?. DORA: Sí, pero le cerré la puerta. HERLINDA: Tú eres nuestra sobrina, ¿lo oyes? CONCHA: Yo no, qué. HERLINDA: Las groserías para después. Tú eres nuestra sobrina, y aquí no hacemos más ropa que la nuestra... DORA: ¿Y el letrero de la calle? HERLINDA: ... Y la de nuestras amistades. Y ya. DORA: Ay, yo no creo que ... HERLINDA: ¡Esconde ese vestido! (El de la cama.) Toquidos en la puerta. EL EMPADRONADOR (Fuera.): ¿Se puede? DORA (Grita casi.): ¡Ya se metió! (Y se deja caer en una silla.) HERLINDA duda un instante. Abre. HERLINDA (Enérgica.): ¿Qué se le ofrece, señor? EL EMPADRONADOR (Avanza un paso.): Buenas tardes. Vengo de la ... HERLINDA: ¿Puede saberse quién lo invitó a pasar? EL EMPADRONADOR: La señora que salía me dijo que ... HERLINDA: Porque ésta es una casa privada y entrar así es un ...ama - a - llamamiento de morada. EL EMPADRONADOR: La señora que salía me dijo que pasara y ... HERLINDA: ¡Salga usted de aquí! EL EMPADRONADOR: Oiga usted ... DORA: ¡Ay, Dios mío! HERLINDA (Gran ademán.): ¡Salga! EL EMPADRONADOR (Cobra ánimos.): Un momento, ¿Echa usted de su casa a un empadronador de la Secretaría de Economía? ¿Y enfrente de testigos? HERLINDA: No, tanto como echarlo, no. Pero ... ¡yo no lo autoricé a entrar! EL EMPADRONADOR: Mire: estoy harto. El sastre me amenazó con las tijeras, en la tortillería me insultaron. ¿Ve usted estas hojas?. Son actas de consignación. Si Antologia de textos literarios para 3er grado... 30 MÚSICOS PASTORES PESCADORES JORNADA PRIMERA [En Nápoles en el palacio real] Sale DON JUAN TENORIO e ISABELA, duquesa. ISABELA Duque Octavio, por aquí podrás salir más seguro. D. JUAN Duquesa, de nuevo os juro de cumplir el dulce sí. ISABELA Mis glorias, serán verdades 5 promesas y ofrecimientos, regalos y cumplimientos, voluntades y amistades. D. JUAN Sí, mi bien. ISABELA Quiero sacar una luz. D. JUAN Pues, ¿para qué? 10 ISABELA Para que el alma dé fe del bien que llego a gozar. D. JUAN Mataréte la luz yo. ISABELA ¡Ah, cielo! ¿Quién eres, hombre? D. JUAN ¿Quién soy? Un hombre sin nombre. 15 ISABELA ¿Que no eres el duque? D. JUAN No. ISABELA ¡Ah de palacio! D. JUAN Detente. Dame, duquesa, la mano. ISABELA No me detengas, villano. ¡Ah del rey! ¡Soldados, gente! 20 Sale el REY DE NÁPOLES, con una vela en un candelero. REY ¿Qué es esto? ISABELA ¡El rey! ¡Ay, triste! REY ¿Quién eres? BT 02431 D. JUAN ¿Qué ha de ser? Un hombre y una mujer. REY Esto en prudencia consiste. ¡Ah de mi guarda! Prendé 25 a este hombre. ISABELA ¡Ay, perdido honor! Sale DON PEDRO TENORIO, embajador de España, y GUARDA. [D. PEDRO] ¡En tu cuarto, gran señor voces! ¿Quién la causa fue? REY Don Pedro Tenorio, a vos esta prisión os encargo. 30 Siendo corto, andad vos largo: mirad quién son estos dos. Y con secreto ha de ser, que algún mal suceso creo; porque si yo aquí lo veo, 35 no me queda más que ver. Vase el REY. D. PEDRO ¡Prendelde! D. JUAN ¿Quién ha de osar? Bien puedo perder la vida, mas ha de ir tan bien vendida que a alguno le ha de pesar. 40 D. PEDRO ¡Matalde! D. JUAN ¿Quién os engaña? Resuelto en morir estoy, porque caballero soy del embajador de España. Llegue; que solo ha de ser 45 quien me rinda. D. PEDRO Apartad; a ese cuarto os retirad todos con esa mujer. Vanse los otros. Ya estamos solos los dos; muestra aquí tu esfuerzo y brío. 50 Antologia de textos literarios para 3er grado... 32 D. JUAN Aunque tengo esfuerzo, tío, no le tengo para vos. D. PEDRO Di quién eres. D. JUAN Ya lo digo: tu sobrino. D. PEDRO (¡Ay, corazón, que temo alguna traición!) 55 ¿Qué es lo que has hecho, enemigo? ¿Cómo estás de aquesta suerte? Dime presto lo que ha sido. ¡Desobediente, atrevido! Estoy por darte la muerte. 60 Acaba. D. JUAN Tío y señor, mozo soy y mozo fuiste; y pues que de amor supiste, tenga disculpa mi amor. Y pues a decir me obligas 65 la verdad, oye y diréla: yo engañé y gocé a Isabela, la duquesa. D. PEDRO No prosigas, tente. ¿Cómo la engañaste? Habla quedo, y cierra el labio. 70 D. JUAN Fingí ser el duque Octavio. D. PEDRO No digas más. ¡Calla! ¡Bast[e]! (Perdido soy si el rey sabe este caso. ¿Qué he de hacer? Industria me ha de valer 75 en un negocio tan grave). Di, vil, ¿no bastó emprender con ira y fuerza extraña tan gran traición en España con otra noble mujer, 80 sino en Nápoles también, y en el palacio real, BT 02435 retirada en esa pieza, dice que es el duque Octavio quien, con engaño y cautela, 150 la gozó. REY ¿Qué dices? D. PEDRO Digo lo que ella propia confiesa. REY ¡Ah, pobre honor! Si eres alma del [hombre], ¿por qué te dejan en la mujer inconstante, 155 si es la misma ligereza? ¡Hola! Sale un CRIADO. CRIADO ¿Gran señor? REY Traed delante de mi presencia esa mujer. D. PEDRO Ya la guardia viene, gran señor, con ella. 160 Trae la GUARDA a ISABELA. ISABELA ¿Con qué ojos veré al rey? REY Idos, y guardad la puerta de esa cuadra. Di, mujer, ¿qué rigor, qué airada estrella te incitó, que en mi palacio, 165 con hermosura y soberbia, profanases sus umbrales? ISABELA Señor... REY Calla, que la lengua no podrá dorar el yerro que has cometido en mi ofensa. 170 ¡Aquél era del duque Octavio! ISABELA Señor... REY [No], no importan fuerzas, guardas, criados, murallas, Antologia de textos literarios para 3er grado... 36 fortalecidas almenas, para amor, que la de un niño 175 hasta los muros penetra. Don Pedro Tenorio, al punto a esa mujer llevad presa a una torre, y con secreto haced que al duque le prendan; 180 que quiero hacer que le cumpla la palabra, o la promesa. ISABELA Gran señor, volvedme el rostro. REY Ofensa a mi espalda hecha, es justicia y es razón 185 castigalla a espaldas vueltas. Vase el REY. D. PEDRO Vamos, duquesa. ISABELA Mi culpa no hay disculpa que la venza, mas no será el yerro tanto si el duque Octavio lo enmienda. 190 Vanse todos. A partir de la lectura realizada, anota en tu cuaderno, investica y completa la información que se solicita: Datos biograficos del autor. Tipo de texto y caracteísticas. Descripción del personaje principal. Corriente literaria a la que pertenece la obra. Epoca en la que se desarrolló la obra. Lugar en el que se desolla la obra. Contexto social y cultural en el que surge el texto. Tema principal que se aborda. Aspectos de interes. BT 02437 POESÍA LOS AMOROSOS Jaime Sabínes. Los amorosos callan. El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable. Los amorosos buscan, los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que olvidan. Su corazón les dice que nunca han de encontrar, no encuentran, buscan. Los amorosos andan como locos porque están solos, solos, solos, entregándose, dándose a cada rato, llorando porque no salvan al amor. Les preocupa el amor. Los amorosos viven al día, no pueden hacer más, no saben. Siempre se están yendo, siempre, hacia alguna parte. Esperan, no esperan nada, pero esperan. Saben que nunca han de encontrar. El amor es la prórroga perpetua, siempre el paso siguiente, el otro, el otro. Los amorosos son los insaciables, los que siempre -¡qué bueno!- han de estar solos. Los amorosos son la hidra del cuento. Tienen serpientes en lugar de brazos. Las venas del cuello se les hinchan también como serpientes para asfixiarlos. Los amorosos no pueden dormir porque si se duermen se los comen los gusanos. En la oscuridad abren los ojos y les cae en ellos el espanto. Encuentran alacranes bajo la sábana y su cama flota como sobre un lago. Los amorosos son locos, sólo locos, sin Dios y sin diablo. Los amorosos salen de sus cuevas temblorosos, hambrientos, a cazar fantasmas. Se ríen de las gentes que lo saben todo, de las que aman a perpetuidad, verídicamente, de las que creen en el amor como una lámpara de inagotable aceite. Antologia de textos literarios para 3er grado... 40 La zorra y el cuervo Los zorros son uno de los animales más recurrentes en las fábulas de Esopo. Carac- terizado por su astucia sin par, el zorro frecuentemente encuentra soluciones nada convencionales para conseguir sus objetivos. En el caso de la historia “La zorra y el cuervo”, la zorra le roba al cuervo un pedazo de comida que este había robado prim- ero. La historia enseña los peligros de la vanidad y la soberbia. Un cuervo que había robado un trozo de carne, se posó en un árbol. Y una zorra, que lo vio, quiso adueñarse de la carne, se detuvo y empezó a exaltar sus proporciones y belleza, le dijo además que le sobraban méritos para ser el rey de las aves y, sin duda, podría serlo si tuviera voz. Pero al querer demostrar a la zorra que tenía voz, dejó caer la carne y se puso a dar grandes graznidos. Aquélla se lanzó y después que arrebató la carne, dijo: «Cuervo, si también tuvieras juicio, nada te faltaría para ser el rey de las aves.» La fábula vale para el insensato. ACTIVIDADES: ¿De qué se trata el texto? ¿Cuántos personajes participan en el texto? ¿Cuál son las características del cuervo? ¿Cuáles son las características del zorro? ¿Cuál es la moraleja? BT 02441 El burro y la flauta Augusto Monterroso. Esta fábula de Augusto Monterroso narra la historia de una vieja flauta que se encontraba tirada en un campo. Esta flauta esta sola, desgastada y hacía mucho tiempo que nadie la tocaba. Sin embargo, un día, un burro que pasaba por aquel lugar hizo un resoplo bastante fuerte, que logro alcanzar a la flauta, y aquel aliento produjo la más bella melodía. Ambos quedaron maravillados con aquel sonido, sin embargo, no sabían como actuar ante tal accidente. ¿Qué creen que paso? Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una flauta que ya nadie tocaba, hasta que un día un burro que paseaba por ahí resopló fuerte sobre ella haciéndola producir el sonido más dulce de su vida, es decir, de la vida del burro y de la flauta. Incapaces de comprender lo que había pasado, pues la racionalidad no era su fuerte y ambos creían en la racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo mejor que el uno y el otro habían hecho durante su triste existencia. Moraleja del burro y la flauta: las cosas más hermosas de la vida, como el arte y la música no necesitan de mucha racionalidad. ACTIVIDADES: ¿De qué se trata el texto? ¿Cuántos personajes participan en el texto? ¿Cuál sería otra moraleja que tú propondrías.? ¿Por qué el autor sostiene que las cosas mas hermosas de la vida no necesitan racionalidad? Escribe tu opinión sobre esta fábula. Antologia de textos literarios para 3er grado... 42 ANTOLOGIA DE TEXTOS LITERARIOS PARA TERCER GRADO DE LA ZONA BT 024, Se terminó de formar en Amecameca Edo de México en el mes de febrero de 2024, bajo el sello editorial Tlacuache.