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Comentario de texto sobre un fragmento de la selectividad de Luciérnagas, Ana Matute
Tipo: Exámenes selectividad
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Sara Ventura Vecilla 1r BATX B Literatura de modalidad de confinamiento SEGUNDO COMENTARIO DE TEXTO LUCIÉRNAGAS (fragmentos selectividad) Comente el siguiente fragmento del capítulo vi de la segunda parte de Luciérnagas, de Ana María Matute, situándolo en su contexto argumental y caracterizándolo narrativa y estilísticamente. [ puntos: 3 puntos por el contenido y 2 puntos por la capacidad de argumentar y estructurar coherentemente el comentario] (Pista: está en la p. 223 del libro). 1 En aquel momento se oyeron, cercanos, los motores. Los aviones volvían. Cristián rechinó los dientes. — ¡Vete! —Dijo Pablo en voz baja—. Vete y déjame aquí. Ya no hay remedio. Pero Cristián le cortó, con súbita furia: 5 -No, no te dejaré! ¡No te dejaré, Pablo, pase lo que pase! — ¡No seas idiota! Han aplastado a casi todos los Borrero… Anda, márchate y escapa tú, por lo menos. «Sálvate tú, por lo menos…» Siempre, siempre igual. «Aprovecha tú, por lo menos…» «Ya que no puedo yo, que puedas aprovechar tú…» (« Pablo, Pablo, hermano. Yo no sé recoger lo que tú me das, 10 yo no sé aprovechar lo que tú me das, hemos vivido siempre así, recogiendo yo cosas que no pedía, que me permitía escoger, he vivido siempre con el peso de lo que tú me dabas. Siempre, a la fuerza, cargando con una vida que no era la mía, que no era para mí. Pablo, Pablo, hermano , quisiera explicarte tantas cosas ahora, quisiera explicarte toda mi cobardía, la calle por la que avanzamos tú y yo se corta, se rompe, y hay un vacío debajo de mis pies, un enorme hueco por 15 donde tu vida cae, cae y se pierde. Pablo, Pablo, tu voz está llena de eco. No quiero liberarme así de tu vida, de tu peso… ») Comentario de texto El fragmento que vamos a comentar a continuación pertenece a la novela Luciérnagas , escrita por Ana María Matute en 1949, aunque no sale a la luz hasta la segunda revisión de esta en 1955, debido a la fuerte censura que vivía el país bajo la represión franquista. No es hasta 1993 que la obra recupera su nombre original rechazando, además, la segunda versión. Sin duda, Luciérnagas fue una de las novelas más importantes dentro de la producción literaria de la autora. Ana María Matute fue una de las grandes escritoras de la generación de la posguerra española. Antes de proseguir con el comentario de texto sobre esta parte de la narración, debemos saber y entender cómo el contexto histórico de Matute influyó en su obra literaria. Ana María Matute nació en el seno de una familia acomodada de Barcelona en 1926. Se educó en un colegio de monjas y desde bien pequeña tuvo pasión por la lectura y la literatura.
Con tan solo unos diez años su vida dio un giro drástico. Su vida infantil, como la de los demás niños españoles, se vio trastocada por el estallido de la Guerra Civil. El golpe de estado militar trajo consigo tres años de duros combates en el campo de batalla y, también, en las calles del país. El hambre, la miseria y la desesperación corrían por las vidas de las personas y este hecho marcó muchísimo la literatura de Matute. Estos aspectos se ven clarísimamente plasmados dentro de sus novelas. La escritora perteneció a la generación del 50, el grupo de escritores e intelectuales que de niños vivieron la Guerra Civil Española. Los autores reflejan en sus escritos e retorno del interés sobre el hombre, sobre su conciencia angustiada y por su manera de vivir en sociedad. Se les caracteriza sobretodo por el tono autobiográfico que utilizan ya que uno de sus temas recurrentes es el de la infancia robada, como consecuencia del conflicto bélico. Esta generación de autores se dedicó a denunciar las injusticias sociales de la época a través de sus relatos. Ana María Matute fue una de las primeras escritoras de posguerra. En su literatura, un nuevo punto de vista femenino se enfrentó al sistema tradicional y franquista a pesar de la censura que existía. La obra literaria de Matute está caracterizada por un realismo en el cual los objetos mágicos y la fantasía también existen. La realidad se confunde con elementos imaginarios. Suele tocar temas como la soledad del hombre o las relaciones entre humanos. Los personajes principales suelen ser niños o adolescentes que están destinados a un final trágico. Refleja el mundo infantil en el cual los niños viven, inocentes, alejados de los adultos. Además, utiliza un lenguaje muy emotivo lleno de subjetivismo que nos ayuda a adentrarnos bien en la historia. Hace gran uso, también, de la adjetivación y de las figuras retóricas. Para entender el fragmento del cual vamos a hablar, también hace falta explicar la historia de la novela. Esta, gira entorno a la vida de Sol, una niña barcelonesa perteneciente a una familia burguesa de la época. Se crió en un colegio de monjas y recibió una educación basada en el cristianismo. Aún así, se siente indiferente hacia este y no tiene fe. Sabemos que pasa la mayor parte de su vida en ese internado, hasta 1936, cuando estalla la guerra. Su padre es jefe de un taller de fundición y su madre es una mujer bella y religiosa. Sin embargo, Sol siente desde pequeña un vínculo más fuerte con su padre. También tiene un hermano, Eduardo, el cual no se relaciona mucho con la joven hasta la segunda parte del libro.
Los bombardeos, como ya hemos comentado, no cesan y una de sus bombas cae en el edificio donde se encontraban. Daniel, ya muerto, se pierde entre los escombros, pero Sol y Cristian sobreviven. En ese momento pensamos que Eduardo ha muerto, pero en la tercera parte nos descubren que, en realidad, está muy herido pero no muerto. El hermano de Cristián, Pablo, no sigue la misma suerte que los dos jóvenes. El derrumbamiento del edificio le ha causado un grave daño físico. Le ha partido las piernas y es incapaz de moverse, dándose cuenta de que su final está llegando. Es en ese momento que encontramos el fragmento del comentario. Para comprender la actitud de los personajes que hablan durante el texto, hace falta saber qué relación tenían entre ellos anteriormente. En este caso, sabemos que Pablo y Cristián eran hermanos. Pablo era el mayor y Cristián era el mediano, quedando como el más pequeño Daniel. Aún no tener una relación muy buena, sí que era verdad que se acababan cuidando entre ellos. Por ejemplo, si Cristián acababa en la cárcel, Pablo lograba sacarlo de allí. Y, por otro lado, Cristián velaba por su hermano enfermo. El mayor de los tres ya no vivía en casa, pero la frecuentaba ya que mantenía una relación muy buena con su padre, un pobre profesor que se había quedado sin trabajo y estaba perdiendo el norte. El muchacho le regalaba libros para mantenerse unidos. Sin embargo, Pablo no demostraba del todo su amor por sus hermanos y ellos se lo recriminaban constantemente, aunque no fuese de manera directa. A pesar de ello, sentimos la muerte cerca, dejamos a un lado nuestras diferencias, y no es menos en su caso. Por eso, Cristián quiere salvarlo y curarlo, sacarlo de debajo de las paredes derrumbadas del edificio bombardeado. Quiere agradecerle con este acto todo lo que ha hecho por él, como lo de sacarle de la cárcel. En unas situaciones tan extremas, Cristián se da cuenta de que no quiere abandonarlo y que sí que lo ama como hermano, sin tener en cuenta sus problemas. En este fragmento, a parte de la intención decidida de Cristián de salvar a su hermano, encontramos la voluntad de Pablo. Este le insiste que no le salve, ya que está perdido. Le dice también que quien debe salvarse es el y que lo deje donde está. El fragmento sucede justo después del bombardeo, cuando los aviones ya se están alejando por el cielo. Se encuentran, pues, en una situación de máxima tensión y de incertidumbre. Aunque no todos los personajes intervienen en la conversación, sabemos que Sol también está presente en el lugar. El tema principal de este fragmento es, pues, la aceptación de la muerte. Podríamos decir que Cristián, a pesar de luchar para que no se cumplan los
pronósticos, sabe que su hermano se va a morir debajo de las ruinas. El joven quiere salvarle la vida por todas esas veces que lo ha ayudado. Cristián se siente desolado por no haberle podido devolver todo lo que él le ha dado. Quiere demostrárselo socorriendo su cuerpo, aunque ya sea demasiado tarde. Internamente, comprobamos que en el fragmento, como pasa en los escritos de la autora, existe una estructura muy característica. Matute utiliza mucho la adjetivación, las metáforas y toda clase de figuras retóricas para dar subjetivismo e intensidad a lo que escribe. Se trata de una prosa muy poética que juega con el simbolismo, los paralelismos y las sinestesias. Su uso del lenguaje pretendía llegar a trastocar las almas, a hacer reaccionar al que lo estuviese leyendo. Nos muestra una imagen desoladora de la situación. En este texto, vemos como la autora busca darnos puntos de vista distintos sobre la muerte en dos personas diferentes. A nivel fónico, no localizamos ninguna figura retórica importante, pero el texto no deja de tener ese ritmo poético característico de la escritura de Ana María Matute. Todas las palabras parecen pensadas con una intención fónica narrativa. Sus palabras nos conducen por la historia de una manera fantástica, cautivandonos línea tras línea. La emotividad de sus textos también aparece en este, ya que, a mi parecer, es una de las partes más emocionales de toda la novela. Los personajes se encuentran en una situación muy dramática, sin saber cómo salir de ella. Sus vidas van a cambiar drásticamente a partir de ese instante. Además, ver las dos diferentes posturas de los jóvenes que intervienen en el diálogo impacta de una manera muy cruel, afirmando la soledad del hombre. Morfosintácticamente hablando, sí que hallamos algunas figuras literarias para destacar. Ya en la primera frase, Matute utiliza un polisíndeton en “se oyeron, cercanos, los aviones” que sirven para ralentizar el tiempo y para darle más intensidad a la expresión de la acción. Encontramos varias anáforas en las líneas 8 (“Siempre, siempre”...) y en las líneas 9 y 15 (“Pablo, Pablo”...). Además, existe una anadiplosis en la quinta línea (“... no te dejaré! No te dejaré…”). Encontramos una elipsis en las dos últimas líneas (“No quiero liberarme así de tu vida, de tu peso…”) ya que omite voluntariamente el verbo “liberarme”pero sin alterar su comprensión. Una de las figuras retóricas que más abunda en el fragmento es la de los paralelismos, como podemos comprobar en las líneas 5 (“... no te dejaré! No te dejaré…”), 9, 12 y 15 (“Pablo, Pablo, hermano...”), 12 (“... que no era la mía, que no era para mí…”), 9 y 10 (“Yo no sé…”), y 13 (“... quisiera explicarte tantas cosas ahora, quisiera explicarte toda mi cobardía, …”).
Y, finalmente, vemos como en la última línea, el joven repite la idea del “peso” que Pablo ha ejercido en él. “No quiero liberarme así de tu vida, de tu peso…” podría ser una especie de antítesis, ya que es contradictorio decir que no quieres sentirte libre de algo que te oprime. En realidad, a Cristián, la vida de su hermano le oprimía a la vez que le ayudaba, aunque no se diese cuenta. Es en ese momento que reacciona ante aquella contradicción. A lo largo de la novela aparecen temas como la soledad, la entrada al mundo adolescente, el horror y el absurdo de la guerra, el hambre y la pérdida de alguien querido. En este fragmento, los temas que más se destacan son el de la soledad y el de la muerte de alguien cercano, y el vacío que eso deja dentro de los personajes, el cual buscarán de rellenar con algo o alguien. También está presente el del absurdo de la guerra, ya que cada día muere gente injustificadamente. Dentro de la sociedad, no parece igual de absurdo morir en un campo de batalla, luchando, que morir en un bombardeo, cuando, en realidad, las dos son muertes absurdas, sin ningún tipo de sentido Aunque no se ve en esta parte, el hambre, la miseria, la pérdida de la confianza en el hombre y la desolación, también aparecen durante toda la novela. La muerte es algo con lo que los protagonistas de la novela se han visto obligados a vivir. Cada día muren muchísimas personas a su alrededor, sea de hambre, sea de un disparo, de un asesinato o un bombardeo a la población civil. En este fragmento, vemos como la muerte injustificada de Pablo refleja el absurdo mundo en el que viven. Los adolescentes de la novela han visto como los adultos y sus intereses se han visto perjudicados por su incomprensión entre ellos. Esos actos, sin embargo, no solo les afectan a ellos, sino también a toda una población. Matute pretende que nos demos cuenta de que ha perdido la fe en la humanidad porque, a medida que crecemos, dejamos nuestra mirada infantil para dejar paso a la adulta. Es en la fase adulta donde la confianza de un mundo mejor se ve condicionada por el crecimiento de las personas de la sociedad. Otro tema muy recurrente, ya no solo en esta novela sino también en la obra restante de la autora, el final fatal de los personajes se ve claramente. Los protagonistas de sus historias suelen estar destinados a un hecho desolador, como lo es la muerte. No consiguen escaparse de ella, y eso produce desesperación. Además, la mayoría de los personajes que mueren suelen ser niños que aún no han llegado a ser adultos. Contrapone el mundo adulto y el de los niños. Da, con ello, su visión sobre las relaciones entre humanos de su época, como nunca se ponen de acuerdo porque no son capaces de escucharse entre ellos. Existe una gran incomunicación que propicia los hechos que suceden en el mundo.
Para concluir, Ana María Matute reflejó de una manera muy bien estructurada todo aquello que veía a su alrededor. Supo plasmar la realidad a la perfección de una forma muy poética. A lo largo de la novela, consigue hacer que nos emocionemos con la historia y con todo lo que los personajes sufren. La soledad, el hambre y la miseria nos entran en el cuerpo, haciéndonos partícipes de la historia. Logra que nos sintamos profundamente reflejados con las diferentes personalidades que salen en el relato. Además, la visión que nos da sobre la muerte en este fragmento nos hace replantearnos muchas cosas, como nuestras relaciones humanas. No agradecemos suficiente lo que los demás hacen por nosotros, no nos damos cuenta hasta un momento crítico, como pasa en este caso. Pablo y Cristián siempre se han querido, aunque no hayan sabido demostrarlo bien. Siempre que han podido ayudarse, lo han hecho, a pesar de no estar de acuerdo en cosas. Por eso, en ese momento, Cristián pretende demostrarle su agradecimiento, aunque los dos sepan que es demasiado tarde. Hace falta remarcar que, al final, no lo dejan morir debajo de todas las ruinas, sino que Pablo decide suicidarse, provocando una situación muy dolorosa, pero fue su decisión. Nadie le obligó a hacerlo, como nadie le obligó a cuidar a su hermano, pero decide llevar a cabo su elección en ambos casos. En pocas palabras, la escritora contemporánea nos habla de un mundo, una realidad, en la que todos podemos vernos reflejados para poder ser conscientes de que debemos cambiar las cosas. Consigue su objetivo: no perder nuestra visión infantil del mundo para que la humanidad pueda seguir prosperando.